Láminas de solomillo ibérico en salsa de berries

Esta receta ha sido Premio en el Concurso "Emociones by Grufesa". Desde aquí expreso mi agradecimiento.
El solomillo con salsa de fresas sorprende por su inesperado sabor y textura. Me gustan mucho los frutos rojos y he descubierto que, como ingrediente en las comidas, aportan un plus de sabor sin necesidad de recurrir a azúcares o potenciadores .. y eso se traduce en salud, nuestro paladar y nuestro cuerpo lo agradecerán.
Los frutos rojos traspasan las fronteras del postre para maridar con carnes, pescados, mariscos o verduras. Solo es cuestión de probar y disfrutar.
En este plato el solomillo está marinado antes de cocinarlo. Se da un baño de fresas que le sienta de maravilla y el resultado es de una jugosidad y ternura extraordinarios. Y es que esta es una particularidad de las fresas, que ablandan la carne y la deja tierna y jugosa.

INGREDIENTES:
  • 1 solomillo
  • Tomillo
  • Pimienta blanca
  • Sal
Para la marinada:
  • 5 fresas (según tamaño)
  • 1 cucharada de vinagre
  • 50 ml de vino dulce del Condado
Para la salsa:
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 3 - 4 fresas o frambuesas
  • Sal
  • Aceite de Oliva Virgen Extra
  • El líquido de la marinada.
Para el acompañamiento:
  • Base de cogollo y aguacate (o a tu gusto)
  •  4 - 6  fresas
  • 1 cucharada de azúcar
  • Zumo de 1/2 limón
  • 1 cucharada de agua
  • Vinagreta de fresas: 3 cucharadas de aceite de Oliva+1cucharada de vinagre+1 cucharada del almíbar de las fresas

ELABORACIÓN:

1 - Triturar los ingredientes de la marinada e introducir el solomillo. Dejar al menos durante 2 horas. Tapar con papel film. De vez en cuando le doy la vuelta para que se impregne bien.
 2 . Mientras esperamos podemos hacer primero las fresas en su almíbar y a continuación la vinagreta para el acompañamiento, en cuestión de minutos.
Poner las fresas en un cazo con la cucharada de azúcar, el zumo de 1/2 limón y 1 cucharada de agua. Hervir a fuego bajo hasta que espese y apartar. Dejar en espera.
Ahora podemos hacer la vinagreta de fresas porque ya tenemos el almíbar.  
Mezclar en un cuenco los ingredientes y dejar en espera hasta la hora de servir.
3 . Sacar el solomillo de la marinada, escurrir y poner ahora la sal, pimienta y una pizca de tomillo. 
Sellar por todos lados en sartén con un poco de aceite de oliva. Apartar y dejar en espera.
En ese mismo aceite y un poco más, hacemos la salsa:
Echar a la sartén la cebolla y el ajo muy picados, cuando estén pochados añadimos las fresas ( y 2 frambuesas) y seguimos pochando hasta que se ablanden.
Añadir la marinada y el solomillo. Cocer 15 minutos a fuego medio. 
Agregar unas cucharadas de agua y dejar que reduzca la salsa. 
Cortar el solomillo a rodajas, batir la salsa y opcionalmente añadir una cucharada de mayonesa o aceite de oliva.
4 . Montar el plato:
Poner en la base una rodaja de cogollo y medio aguacate a daditos.
Encima 3 o cuatro rodajas de solomillo. Regar con la vinagreta de fresas.
Alrededor la salsa y las fresas con gotas de su almíbar.


Mis razones:
Inevitablemente me traslada a la niñez. Mi madre tenía en el patio una mata de fresas que llamaba mi atención, me parecía preciosa y sus frutos un tesoro.
Mis recuerdos no solo se centran en la fresa como fruta, sino en aquella planta que me las regalaba. Ahora me doy cuenta que formaba parte de mi infancia porque yo jugaba a las casitas en el patio de casa y allí estaba ella, era mi despensa, hacía mis comiditas con las fresas e incluso me servían de pintalabios.
Mi madre las preparaba con vinagre y azúcar y desplegaban sus encantos como por arte de magia: el plato se tornaba líquido, rebosaba de jugo rojo donde las rodajitas de fresas habían limado sus aristas como relajadas, era llamativo su color y su aroma y en el paladar explosión de sabor. Habían dado lo mejor de sí mismas de forma natural y generosa.
¿Por qué no trasladarlo a la carne? De ahí el marinado. Y algo más.
Definitivamente el solomillo iba a estar bien arropado. Las fresas regalan su aroma a la carne, la envuelve delicadamente en su sabor agridulce y como respuesta el solomillo se torna jugoso y tierno. Agradecido. 
Y por supuesto yo disfruto, no solo probando el plato terminado, sino cocinando y viendo la transformación en el paso a paso con productos de nuestra tierra.
 Me ha impulsado a compartir la receta esta iniciativa de Grufesa,  no solo porque dará a conocer estos frutos en otras versiones y posibilidades gastronómicas, sino que nos convierte en una gran familia a favor de Huelva.