Yo no las conocía pero mi prima Toñi las prepara a menudo y me comentó que esta seta es capaz de salir en invierno, no solo en otoño como otras especies, porque es una seta tardía. Ella las preparó de forma sencilla pero teniendo en cuenta algunas cosillas que ahora explico.
Es fácil encontrarlas en bosques de hoja perenne y con brezal. Son amarillo claro, color que va adoptando a medida que crece. Se encuentran apelotonadas y es inconfundible su delicado perfume, así como la forma de su pedúnculo que no se prolonga en el centro de su caparazón, sino en un extremo.
Las esporas que están debajo del "sombrero" son muy frágiles y es aconsejable quitarlas, con ayuda de una cucharilla, para que no le dé un punto de amargor y así, disfrutar de todo el sabor.
Allí estaban esperándonos, en silenciosa llamada, el regalo de la naturaleza. La experiencia me resultó muy emocionante.
Ingredientes:
- Setas
- Ajo picado
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Preparación de las setas:
1 . Quitamos las esporas con una cucharilla. Es bien fácil porque son muy blanditas.
Una vez limpias quedan así.
2 . En una sartén ponemos aceite de oliva, ajo picado y añadimos las setas troceadas y no muchas a la vez para que se salteen y no cuezan. No tapar la sartén.
Otra opción es añadir una pizca de mantequilla para que ligue la salsa con el jugo que sueltan las setas. Algo de sal al final.
3 . Cortar rebanadas de pan y asarlos ligeramente en el fondo que ha quedado en la sartén.
Servir caliente y a disfrutar.
¡¡Así de fácil, así de bueno!! Gracias Toñi.
El bosque en pleno invierno sigue siendo generoso mientras aguarda "el milagro de la primavera".