El bacalao no podía faltar en estas fechas, lo echamos de menos sobre todo los que flipamos con él. Esta es una variedad del potaje de bacalao clásico, un plato que se reinventa continuamente según los gustos. Aquí el bacalao es protagonista indiscutible y aporta a los garbanzos un extraordinaro sabor. Un plato saludable y fácil.
Ingredientes:
- 1/2 k de garbanzos (cocidos con laurel y 1/2 cebolla)
- 4 lomos de bacalao salado (se pueden partir a la mitad)
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo+ otros 2 para el refrit
- 1 guindilla muy pequeña
- 1 cucharada de pimentón dulce de La Vera
- 1/2 cucharadita de tomillo y comino
1 . Poner en remojo el bacalao, si es gordito, durante 2 días cambiando el agua cada 8 horas. Escurrir y secar con papel absorbente.
También poner en remojo los garbanzos la víspera. Yo los dejo en agua por la noche y los cocino a la mañana siguiente, en olla exprés, con agua( puede ser agua del bacalao) que los cubra al ras, 1 hoja de laurel y 1/2 cebolla. En 25- 30 minutos están tiernos. Poner algo de sal.
2 . Freír en sartén los ajos picaditos y la guindilla, en un poco de aceite de oliva. Reservar.
En ese mismo aceite y un poco más, freír el bacalao 3-4 minutos por cada lado a fuego medio-lento. Sacar y reservar tapado.
3 . Aprovechar ese aceite para rehogar la cebolla y los dos dientes de ajo muy picaditos.
Añadir la cucharada de pimentón (cuando esté tierna la cebolla) y remover un poco.
Incorporar los garbanzos y el caldo de cocerlos por lo menos que quede al ras o a tu gusto.
Agregar la cucharadita de tomillo y comino y remover con cuidado.
Incorporar el bacalao que teníamos en espera con el jugo que haya soltado y dar un hervor moviendo la cazuela para que el bacalao suelte su gelatina y se integren los sabores. Poner por encima los ajitos reservados y listo.