Las gambas rectas quedan mucho más vistosas, por eso en muchos restaurantes las presentan así. Con este truco casero tan elemental también podemos dejarlas rectas y más fáciles de pelar.
Es tan fácil que no se como no lo he hecho antes, porque quedan con una bonita forma sin que se enrosquen.
Solo se trata de poner peso encima de las gambas para que al hervir no se enrosquen. He usado una tapadera plana o un molde que se adapte al interior de la olla y sujete las gambas, así de sencillo.
Y claro está, cuando la calidad es buena se necesita poco para que sea una exquisitez. En Huelva tenemos una gamba blanca excelente por calidad, textura y sabor. Un manjar de nuestras costas.
- 1 kg de gambas
- 70-80 g de sal por litro de agua (según gustos)
*Para 1 kg de gambas puse 2 litros de agua porque solo las debe cubrir al ras, no hace falta más.
*Si usas gambas congeladas el proceso es el mismo, solo las sacas un rato antes del congelador y las pones en el fregadero porque se descongelan enseguida.
*El truco de las gambas es no pasarse de hervor, en cuanto empiecen a hervir se sacan y se refrescan.
1 . Poner una olla con agua y la sal disuelta.
Tenemos a mano las gambas que habremos puesto rectas si alguna ya viene enroscada.
Calentamos el agua, aunque también las puedes (introducir con el agua fría).
Echamos las gambas y ponemos encima un recipiente metálico, molde o tapadera, pero eso sí rectos y planos, con algo de peso encima que puede ser platos u otro objeto que resista el calor. Esto es lo que las van a sujetar para que no se muevan y queden rectas.
Inmediatamente que comience el hervor retiramos del fuego, le quitamos el peso, las sacamos y las refrescamos con agua bien fría en un escurridor para que se pelen perfectamente.
Poner las gambas, ya refrescadas, en una bandeja y tapar con papel absorbente mojado, o servilletas mojadas en agua, para protegerlas hasta la hora de servir ya sea en platos individuales o bandeja grande. No hace falta poner sal por encima porque ya están en su punto.
