Aunque se conozcan como "huevos de choco", en realidad no son huevos sino que forman parte del aparato reproductor femenino, unas glándulas de los chocos hembra llamadas nidamentales. No son ni los óvulos ni los huevos fecundados, ya que estos salen al mar y se quedan pegados a los fondos marinos y algas gracias a la sustancia gelatinosa segregada por estas glándulas nidamentales.
De lo que no hay duda es de que son un exquisito bocado que se prepara de muy diversas maneras. Los huevos de choco deben ser frescos y el coral que los corona te da el chivatazo porque los delata el color vivo si son frescos, o amarronados y turbios si son congelados y descongelados o vueltos a congelar ...
Estos están salteados, aunque a fuego suave, y regados con su salsa de coral. Nada más fácil y delicioso. Cero complicaciones.
Ingredientes:
- 1/2 k de huevos de choco
- 4 dientes de ajo o al gusto
- Perejil
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
1 . Separar los huevos de su coral. Mejor a temperatura ambiente, así que conviene sacar del frigorífico al menos 1 hora antes.
2 . Los hice en dos tandas por eso se ve en la sartén poca cantidad.
Poner, en una sartén antiadherente y amplia, un chorrito de aceite que ocupe la base.
Echar los huevos sin su coral y hacer a fuego lento 1 minuto, solo calentarlos un poco.
Incorporar 2 dientes de ajo (porque en la sartén está la mitad de los huevos de choco) y perejil picados.
Dejar que se hagan a fuego suave para que "cuajen "por dentro y el ajo no se nos queme.
Cuando los ajitos se doren ya está todo listo. Darles la vuelta removiendo.
Sacar los huevos de choco a un plato o bandeja, dejando en la sartén el aceite con los ajitos y el perejil.
3 . Ahora incorporamos el coral y pizca de sal, remover para que se funda con el aceite y echar encima de los huevos de choco que estarán calentitos porque esto es muy rápido y queda riquísimo. Sin nada más, ni vino ni pimienta, solo en estado puro.