La berenjena tiene una textura esponjosa que se suaviza con un ligero hervor. Esto precisamente es lo que la hace tan deliciosa en esta salsa de tomate. Un plato ligero que va coronado con queso rallado. El plato no tiene ninguna complicación para disfrutar estos ricos sabores. La salsa de tomate lleva cebolla, así que si no quieres ver tropezones, puedes triturar la salsa y listo.
Ingredientes:
- 1 berenjena grande y alargada
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- Pellizco de orégano
- 1 tomate grande y maduro (300 g)
- Pizca de pimentón dulce
- Queso rallado
- 5 cucharadas soperas de aceite de oliva
- Sal
1. Cortar la berenjena, sin pelar, a rodajas algo gruesas.
Poner las rodajas en una olla, o cacerola, con agua al ras y algo de sal. Hervir durante 4 minutos.
Sacar las rodajas con una espumadera y escurrir en papel absorbente. Dejar en espera.
Tirar el agua, y secar la olla, porque vamos a utilizar la misma olla para hacer la salsa de tomate.
2. En esa misma olla, echar el aceite, la cebolla y el ajo picados y la pizca de orégano. Freír a fuego lento. Pizca de sal.
Una vez pochados incorporar el tomate triturado y pizca de pimentón. Le da un punto muy bueno. Remover.
En este paso puedes triturarlo si no quieres ver tropezones de cebolla en el tomate. Yo la dejo tal cual.
Agregar las rodajas de berenjena que se terminarán de hacer con el tomate. Tapar y dejar hacer unos 25-30 minutos. No remover, solo mover la cacerola por las asas de vez en cuando. La berenjena soltará algo de líquido y se hace en el tomate, sin problema, a fuego lento.
Así quedan. Se pueden dejar así hasta la hora de comer o servir ya. Solo queda poner el queso rallado.
3. Tienes dos opciones para el queso. De las dos maneras quedan absolutamente ricas.
a) Apartar en los platos, poner el queso y derretirlo en el microondas al momento de servir.
b) Echar el queso directamente en la olla, tapar y se derrite con el calor.