El romero, el ajo y la pimienta negra aportan sus sabores a este solomillo antes de cocinarlo en su aceite. Cuestión de 15 minutos y queda terminado. Sin duda un plato perfecto para el verano, ideal para compartir y muy saludable. Se mantiene en el aceite como una conserva y siempre está disponible. Encima de unas rebanaditas de pan están buenísimos o acompañados con regañás....o con lo que quieras regado con su aceite.
Lo he acompañado de aguacate (palta, ahuacatl) y tomate (jitomate), que junto con el pavo (guajalote), son productos que nos trajimos de América en el siglo XVI tras el descubrimiento de América.
Ingredientes:
- 2 solomillos de pavo
- 1 ramita de romero (o 1 cucharada sopera de romero de especiero)
- Ajo en polvo
- Pimienta negra
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- Sal
- Aceite de oliva virgen extra
1 . Poner los solomillos de pavo en un cuenco, o ensaladera. Embadurnar los solomillos con pimienta negra molida al gusto (sin pasarse) por los dos lados. A continuación espolvorear con el ajo en polvo, la cucharadita de pimentón y echar un chorrito de aceite. Remover por todos lados y tapar con papel film para dejarlos reposar al menos dos horas.
2 . Poner los solomillos en una cacerola que les venga justa. Echar aceite a la mitad de los solomillos, no hace falta que los cubra.
Calentar el aceite y cuando empiece a freír dejar que se hagan 7 minutos a fuego medio-bajo y estará sellado. Le damos la vuelta para que se hagan por el otro lado unos 6-7 minutos más. No hace falta dorarlos mucho. Retirar del fuego y dejar enfriar dentro del aceite.
Este reposo le proporciona ternura y jugosidad ganando en sabor. Si los dejas de un día para otro todavía mejor.
3 . Cortar los solomillos en filetitos finos y echar por encima su aceite con el romero y demás.
Extender los filetitos en una fiambrera y cubrir con su aceite hasta el momento de servir.